Feliz año, mis Valentines.
¿Empezamos bien el año?, ¿se portaron bien los Reyes?
Empezamos hoy la semana laboral, y el año en realidad. Y empezamos algunos desganados y otros con ansia.
Tal vez llevemos algunos kilos de más (amén de colesterol y glucosa), deudas de más, enfados de más, regalos de más, y amabilidad de menos.
Cuando llega esta época, todos nos hemos propuesto veinte mil propósitos nuevos.
Yo comienzo el año atareada (esto es normal en mí, claro), con montañas de ideas, y los dedos golosos, y tengo un propósito especial que me trae de cabeza: ¡la dieta!!! (pero de eso, ya hablamos si acaso otro día).
La vuelta a la normalidad después de las fiestas es tediosa. No nos damos cuenta muchos de lo afortunados que somos si tenemos un trabajo, o si en la mesa hay comida y en el armario ropa. Nos olvidamos de la suerte que es estar bien, estar agusto con quien te calienta la cama o tener hijos felices. Y amanecemos un 6 de enero con demasiados regalos que incluso puede que no nos agraden o no sepamos dónde meterlos. ¿Hemos pensado en alguien a quién le gustaría tener algo de eso?
Para mí, desde hace muchos años, el mejor regalo de Reyes es la salud (la personal y de los míos), y el mayor propósito es estar más con los míos.
Esta brujita de la suerte hace las veces de amuleto, de objeto de broma intercambiable, y también de recordatorio de que la salud es lo que hay que cuidar ... porque, como las personas que adoramos, no dura para siempre.
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