domingo, 20 de enero de 2019

El caos del orden


Avanzamos el año y los propósitos ya van decayendo, y las modas se van y vienen.
Ahora que se lleva el método Konmari, también aparecen los emuladores y los detractores. A mí me encantan algunas cosas de las que predica esta japonesa fanática;  y otras las aborrezco.

Me encanta el orden.  Por la estética, pero más por rapidez y eficacia.
Es que tiendo al desorden con facilidad, ya sea por las prisas o porque tengo muuuuuchas cosas (y con variaciones en muuuuuchas formas, colores, tamaños y texturas).  No es una obsesión:  es que me chifla.

Fue con la pérdida de peso cuando me di cuenta que no podía almacenar ropa de varias tallas y comprar lo mismo porque lo necesitaba en la nueva talla.  Rebajé 6 tallas en unos 2 años.
Me quedaron grandes hasta los zapatos, guantes, pulseras y anillos.  ¿Dónde meter tanto para dejar espacio a lo nuevo? No, no puedo deshacerme de todo lo viejo, porque la recaída de alguna enfermedad me puede llevar a coger peso rápidamente otra vez (ya ha pasado).
Si es que yo no tengo un par de cosillas de cada.  Noooo.  A mí me gusta tirar de fondo de armario, y tener varias prendas para cada ocasión.
Igual me pasaba con el material de artesanía, por ejemplo.  ¡Todo es tan voluminoso!!!  ¡Y hacen falta tantos artilugios, tantos colores, tantas tontadas!

Descubrir a Marie Kondo cambió cómo veo el espacio, mi apego a ciertas cosas por si lo vuelvo a necesitar.  Por eso el método Konmari me resulta fantástico al organizar, reutilizar, donar, regalar, y tirar.
Eso sí, soy igual de feliz, aunque me gratifica que alguien disfrute gratis del inmenso fondo de armario de gala que se me quedó grande, por ejemplo.

Desde hace meses, mi fondo de armario se redujo a uno más visual y multi-funcional.  Puedo verlo todo de una pasada, no uso nada que no me quede genial y no compro lo que no necesito (sólo tengo 2 jerséis y ningún chandal).
Con los zapatos hice igual:  descartados los taconazos, los que me quedaron anchos (apenas sin usar) y cuanto me moleste lo más mínimo.  Con los bolsos lo llevo un poco peor, pero también me deshice de los que no me servían.
Yo sí uso el doblado en vertical para prendas que no se arruguen: ropa interior elástica (nunca raso, encaje o seda), camisetas, leggins, pijamas, bufandas, algunos foulards, guantes, etcétera.  Eso sí, no lo hago desde el frente al fondo, sino de lado a lado porque así se pueden ver y manejar todas las prendas.  Haciéndolo del frente al fondo, hay que sacar el cajón entero para ver y manejar las del final.  ¡Chúpaos esa, Marie Kondo e imitadores! ¡Ja!

Como muestra de mi nuevo orden, un botón:  el cajón de mis camisetas de verano (que el de invierno es mucho menos colorido, claro).  En él, con lo chiquenino que es (36 x 32 cm y sólo 10 cm de alto), hay 20 camisetas y uno de mis pañuelos de moneditas de danza del vientre. Y en el de invierno caben 15 camisetas.  
Y en medio de todos mis cajones, cajas y bolsas, siempre un jaboncito oloroso de Las manitas de Lola.  Me fascinan:  naturales, aromáticos, funcionales, eficaces y de confianza total.


Y en cuanto al resto de cosas que poseo:  tiempo al tiempo.  Me estoy deshaciendo de bastante material de artesanía.  Y eso que para mí incluye:  papelería en general, paquetería, cartonaje, scrapbooking, encuadernación, lettering y caligrafía, dibujo, pintura, decoupagé, bisutería, soutache, modelado, ganchillo, punto a 2 agujas, punto de cruz, alambrismo, macramé, kumihimo, restauración, tocados, bolsos, costura, broches, cocina, decoración, ... ¿Sigo?
Y luego están mis aficiones:  lectura, escritura, coleccionar bolsos y zapatos, animales salvajes (en su habitat, por supuesto), senderismo, ciencia, esoterismo, etcétera.

En fin, que Marie Kondo y aquel que me diga que ordenar y mantener el orden es fácil y además te hace feliz es porque:
1) no tiene un trabajo de mínimo 8 horas diarias fuera de casa;
2) no tiene personas a su cargo (o no se encarga de ellas);
3) cuida, cocina, cose, limpia, plancha, y/o arregla poco en su casa (o tiene quien le haga las tareas generales);
4) sus aficiones están fuera de su casa (o no implican uso de material);  y
5) no tiene, desde luego, más vida que le haga feliz de otro modo.

Así que, si puedes ser ordenado, sélo porque eso es mejor para ti y para los que dependen de ti (y eso incluye a tus amigos y vecinos, en cierta manera).
Pero si no puedes porque tienes cosas más importantes que hacer ... ¡allá cada uno con su nivel de prioridades!
La disciplina y el orden tienen que hacerte feliz a ti, no a los demás. Aunque nunca olvides que los otros son parte de tu felicidad, y tienes que poner tu parte para que sean felices contigo.
A mí me gustan orden y disciplina si son para bien, pero tampoco hay que ponerse tan radical.


Y vosotros, ¿qué pensáis ahora del orden?

Un saludo, mis Gatunos.

Nota:  Para los interesados en probar los variados productos hechos a mano de Las manitas de Lola, os dejo los enlaces a sus redes.  También podéis encontrarla en Sevilla en el Mercado del Arenal.


Instagram:  https://www.instagram.com/lasmanitasdelola/
Facebook:  https://www.facebook.com/lasmanitasdelola.jabonesnaturales


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