viernes, 12 de julio de 2019

Reseña Crisálida de Laura Tinajero


Después de un par de meses de haber leído esta obra, por fin me decido a escribir la reseña. Y es que no es moco de pavo, la verdad, plantear la experiencia.
Debo decir que, aunque la lectura me apasione, no le dedico todo el tiempo que quisiera.  Pero eso sí, el poco que tengo libre, sólo lo empleo en obras que me aneguen a su voluntad.  Y ésta lo es, sin duda.



Mi voluntad me dice que no me gustan algunos aspectos de la historia, que no es esa prosa tan poética que me apasiona, que discrepo en muchos de los aspectos planteados y que los personajes son un asco (literalmente).
Y aún así, Crisálida ha sido una experiencia de gozo de plena lucidez.
Confieso que la leí en los ratos libres de sólo 3 días.  Sí, así, de sopetón.  Es que es cautivadora, hechizante, magnífica.

En la misma historia se tejen varias mediante un personaje como hilo conductor.  Y se tejen magistralmente en distintos lugares, épocas y ambientes.  ¡Guau, qué madurez!
Pero la autora no sólo te arrastra en esos escenarios, sino que te los detalla al punto histórico.  Imágenes sutiles se dibujan con cada frase, y puedes imaginarte allí, viviendo la narración como en un teatro de barrio y donde parece poder tocar a los personajes.
Esta escritora tiene conocimiento de la materia que trata. Pero es que, además, se nota la exhaustiva labor de investigación llevada a cabo.


Mas yo soy una persona muy radical:  o es novela realista o es ficción.  Y, visto de este modo, el escrito no puede tener connotaciones de ambas categorías de novela.  Y por eso aquí van mis tres críticas.

Se trata de una historia imposible, irreal, incluso en sus exquisitos detalles verosímiles, donde los personajes comparten el mismo habla, sin distinción de lengua materna, dialecto, ubicación, edad o educación recibida.
Incluso bajo los estudiados detalles tan realistas, nadie tiene el más leve problema cotidiano, ya sea éste económico, de salud u otro.  Como muestra, el alfarero Martín tiene una piel maravillosa a la que no le afecta ni sol ni barro ni tintes … Sospecho que el chaval no trabaja mucho la cerámica, ¿no?.
Y como última crítica, la novela es de colores, con tintes entre rosa y verde.  No me decido sobre si es una típica novela romántica (con hombres atléticos y vigorosos) o bien una altamente erótica (con descripciones de actos sexuales en demasía).  Y es en cuanto a esta parte pornográfica, cuando me sorprendieron detalles totalmente ficticios:
- Las personas gozan de un vigor constante y sin pausas, donde el sexo siempre es apetecible y placentero, incluso si se es una prostituta.
- En este mundo irreal de ferviente promiscuidad, casi no existe el dolor, ni la sepsis, ni las ETS, ni los embarazos.
- La esclavitud acaba sin remedio en síndrome de Estocolmo.


¿Qué os parece?  ¿No os entran ganas de descubrir de qué va la novela?

A mí, en esencia, me fascina sin más, a pesar de los contratiempos que fui encontrando mientras devoraba entre sus páginas.  Magnífica obra, me reitero.

Espero que la autora sepa perdonarme por haber tardado tanto en escribir.  Pero es que esto no eran unas pocas líneas para congratularme con nadie.


martes, 9 de julio de 2019

La claridad que generan los celos

Una noche, de esas largas y brumosas, le imaginé con otra y lo tuve claro.  Es asombrosa la claridad que generan los celos.
Y aunque Manuel se empeñe, elijo no ser celosa.  Yo es que soy más de mariposas borrachas por mis  pechos que de gusanos comiéndome las entrañas.  (¡Donde esté el glamur, que se quiten las musarañas!)

Imagen negativa de una mano con texto

Si no puedo ser yo misma, lo mismo es mejor no ser.
Deseo verte cuando necesite paz, solo si tu me miras. Quiero esconderme en tus manos si el mundo es hostil.  Quiero pensarte y sentir:  de aquí soy.
Y si tengo que luchar contra mi casa, ya no quiero vivir en ti.

Te quiero así:  libre y seguro.
Me gustas si me rechistas y cuando transpiras.
Te miro y veo en ti a mi abuelo, a mi padre, a mis amigos, a nuestros hijos ...
Te quiero así:  solo tuyo ... ¡y tan mío!


Buenas noches, mis Gatunos.