jueves, 9 de febrero de 2017

El EBE, la Moños y el amor a primera vista

Valentines míos, buen día.
¿Cómo lleváis este tercer mes del año?
Yo llevaba algo más de 3 meses intentando escribir esta entrada.  Problemillas de salud y alguno que otro de otra índole me lo han impedido.


A finales de noviembre, si la memoria no me falla, acudí al evento EBE16 en el Pabellón de Marruecos, en la Isla de la Cartuja de Sevilla.

Es la primera vez que acudía a algo así.  No me esperaba la emisión simultánea en varias salas repartidas por todo el edificio, y que tuviera que elegir entre las ponencias que más me interesaban. Tampoco pensé que los patrocinadores nos facilitarían esos detallitos que tanto nos gustan llevarnos de todos lados.
La organización ha sido mejor que la de la web del evento, que está muy desestructurada y la información está desorganizada.


La moños

En los descansos de media mañana nos han servido refrescos y cerveza, café y tortitas y cortadillos de Inés Rosales ¡qué ricos!
Los voluntarios nos han atendido de maravilla.  Todos excepto una chica canijucha y con un moño alto apretado con ganas … y lo mismo que es que la muchacha estaba tensa por eso.  
En uno de esos descansos, estábamos 3 personas alrededor de una mesa esperando un café, una tortita o algo para desayunar.  Y a la Moños, una de las voluntarias del evento, se le antojó que hiciéramos cola para mantener el orden, y se le antojó comunicárnoslo con dotes de mando y malos modos. ¿Hace falta de verdad poner orden entre 3 personas adultas y responsables?
Lo cierto, ya lo sabéis, es que algunas personas vienen ya de casa faltos de fibra o sexo, y sin la sonrisa puesta.
Y digo yo, ¿se merece, acaso, esta muchacha alguien que le haga feliz?  Y todos  pensamos:  pues no, esa chiquilla malage no se lo merece.  Pero, ¿acaso no le hace falta más que a nadie ser feliz a quien no sabe serlo?

Al final me quedo con lo bueno. El resto del personal, voluntarios o no, nos ha dado un trato fantástico en todo momento.

El truco




En otro descanso de esos, éste ya del almuerzo, me subí a la última planta del pabellón.  Si el pabellón de Marruecos es una maravilla por fuera, por dentro es una obra divina.
Y allí arriba del todo, bajo el techo artesonado que recoge los siglos del arte árabe que nunca debió dejar de practicarse ... Allí arriba, decía, cogí mi tablet con su teclado, y me puse a pasar mis notas tomadas a mano (sí, soy muy tradicional en algunas cosas, ¿y qué?).

A mi lado otras personas tomaron posesión de la mesa para 8 (los cojines de las sillas sospecho que son de hace 25 años cuando se inauguró el pabellón, no lo niego).  Y entre esas personas, se sentó un par que se levantó pareja (¡¡¡son los de la foto de arriba, que les tomé yo misma!!!).
La gente intenta ligar en cualquier parte, en la discoteca, en el barrio, en el instagram, en el bar, en el whatsapp, etcétera.
[...]
... Y por más que él se interesa, ella se hace la interesante ... aunque se acerca a él, muy poco a poco, sin darse apenas cuenta.
No hay nada como un hombre que te escucha y sabe responderte.  Nota:  no tiene ni por qué comprenderte bien; basta con que te escuche y te responda, y te anime ... (justo como si te comprendiera).
Y llegados un momento (20 minutos después), increíble:  él dice "Estamos así a la par", y ella se rinde: "tenemos que quedar para hablarlo más, con tiempo y tranquilidad ..."
Y ambos ganaron la partida.


[Fin] [o comienzo, depende de quién lo entienda]



Feliz lunes, mis Valentines




No hay comentarios:

Publicar un comentario