La verdad, sin embargo, es siempre limpia.
La verdad, por el contrario, no tiene pretensiones. Su único vicio es ser franco, allanar los caminos a coste mínimo. Porque el engaño al final tiene un alto precio, que algunos pagan con su vida, y otras con su cuerpo impío.
Si alguna vez descubres mi error, sácame de él lo antes posible. Tal vez protestaré y patalearé un rato. Mas, al final, con toda la dignidad que me reste, recogeré mis cosas y agradeceré tu sacrificio.
Puede que os mientan, pero que no os engañen. La verdad siempre, aunque duela.
¡Buen finde, mis Violetines!
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