Pero guardo alguna que otra razón oculta que, no es que me avergüence, simplemente creo (no sin cierto orgullo) que no cualquiera merece saber.
Y entre esos "secretillos", hay uno en particular que sólo una persona conoce. Y lo sabe, precisamente, porque él comparte esa misma peculiaridad ... ¡Fíjate, qué casualidad!
Increíblemente, esa relación tan intrínseca como para saberlo todo el uno del otro, se partió hace mucho tiempo. Pero sé que, así pasen todos los milenios del mundo, se llevará a la tumba mis secretos. Y, al final de los tiempos, yo custodiaré los suyos.
Violetines, os deseo que en vuestra vida aparezcan personas con las que compartirlo todo: lo bueno, lo malo, lo imposible, los sueños más temidos, las posibilidades más remotas, las pesadillas ignotas y también los despertares difusos. Si podéis contar con ellos al pasar el meridiano de vuestros años (incluso si os sobran dedos en una mano, no importa), entonces sabréis que habéis vivido.
¡Buenas noches, mis Violetines!
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