domingo, 4 de marzo de 2018

Mi plan R-Ch


Gatunos míos, se nos acabaron los 2 primeros meses del año y no nos dimos cuenta.
Yo estuve corriendo de un lado a otro, entre trabajo, estudios, amigos/amores, familia, charlas, reuniones, conferencias, cursos, meet ups, compras (esto de perder peso no me está trayendo cuenta), talleres, encargos, ventas, y ese largo etcétera que ya os comenté otras veces.
¡Si era verdad aquello de que cuánto más años cumples, más el tiempo vuela!

Desde que empecé a trabajar donde estoy ahora, mi vida se volcó. Mi agenda, ya de por sí repleta, se comió mi tiempo, ya de por sí escaso. Me fui dedicando a lo que me da de comer, a lo que me comprometí, y lo que me gustaba a partes iguales.
Pero luego me exigieron más. Y yo no quise dejar nada atrás. Los vecinos, jardineros y tenderos me ven corretear de un lado a otro.  No es que no tuviera vida: es que quería vivirlo todo.

Pero de pronto empecé a sentirme mal, por dentro y por fuera.  Estaba luchando contra viento y marea por cuadrar todo en mi agenda, sin querer ver que eso era imposible.
Me di cuenta de que vivirlo todo, y darle oportunidades a todo, me estaba quitando el placer de disfrutar de lo que realmente merece la pena.
Y entonces lo vi claro: se acerca la primavera. Hagamos limpieza de todo lo viejo, de todo lo vanal y futil.  Hay que hacer hueco para lo que venga.



Tengo un nuevo plan: Plan R-Ch.
No puedo luchar contra mí misma: R contra R, dejando atrás partes mías.
Tengo que gestionar mejor que hasta ahora todas las facetas de mi persona (Rosario, Chary, Charichy Gata y Charitinas).  Ya lo hago mejor que antes, pero aún queda mucho trecho.  Ya me agobio menos, correteo sólo la mitad de las veces, y me organizo mejor.

En este nuevo plan personal, vamos a eliminar lo superfluo.  Seguiré donde siempre, para lo/los que aportan algo a mi vida y lo/los que aprecian esa aportación. Es el momento de demostrar gratitud.
Pero ya no estarán en mi agenda esas cosas que me quitan más valor del que me dan. Es tiempo de soltar.
Tampoco habrá huecos para esas personas que me demostraron que no aprecian mi “valor añadido”, mi esfuerzo por perdonar y estar a su lado sin preguntas.  Es hora de dejar ir.

Estamos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma. Estamos a dieta de lo malo, para quedarnos limpios por dentro y por fuera. Aprovechemos la época, perdonemos y seamos mejores de lo que éramos.  Miremos con nuevos ojos la vida.  El resultado final será brillante. 



Ahí os dejo mi plan, mis Gatunos.  ¿Vosotros tenéis uno parecido para antes de Semana Santa?




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