Debo definir mi marca personal, bajo la premisa de que «La marca personal es lo que dicen de ti cuando no estás en la sala».
El ejercicio debe responder a estas preguntas básicas:
¿Quién
eres (identidad)?
¿Qué
eres (significado)?
¿Cómo te
ven los demás (reacciones)?
¿Cómo
son las relaciones que quieres establecer con tu público?
Y aquí os dejo mi debate interno.
<< Soy Chary, una informática sevillana a la que no
le gustó su carrera con lo que me costó acabarla.
Mi marca personal tiene nombre propio: Charichy Gata, reunión de uno de mis apodos
con mi primer apellido (tan particular él como yo).
Con ese nombre tan cantarín me presento como
escritora de poesía y prosa, en múltiples estilos, pero también desde una
mirada personal, que algunos confunden con meramente autobiográfica y otros
simple o acertadamente reconocen como ficción literaria con tintes de realidad
interior.
Mas mi actividad en el plano físico y en el
virtual no es sólo creativa con las letras. También aporto claves de
organización, estudio, incluso alguna receta culinaria, e imparto talleres
variados. Mi público bien se entretiene conmigo, y sabe que, para bien o para
mal, soy certera y veraz en mis opiniones.
En mis palabras, ya sean escritas o vertidas al aire, se traslucen
sinceridad, independencia y libertad.
No soy persona que adorne las mentiras porque lo
parezcan menos con florituras. Y eso es
algo que no agrada a todo el mundo, por lo que se ve. Pero la hipocresía no es uno de mis defectos;
y quien me sigue (ya sea en algarabía de
píxeles o en carne y hueso), lo hace precisamente por eso.
Ya sean amigos o autoelegidos adversarios, ambos
han tenido presente que no voy a callarme, que tengo mucho genio, y que a las
buenas soy muy buena, y a las malas … tomaré las medidas necesarias.
De todos modos, cualquiera sabe que puede
contar presto conmigo, a pesar de todo, para lo que necesite.
Me gustaría, sin embargo, que cuando se piense en
mí, se me analice, no precipitando ideas sobre algo que no he dicho de ninguna
manera, no malversando, no poniendo en mi boca, mis dedos o mi pluma, palabras
que nunca dejaría salir.
Ojalá todos entiendan que escribo lo que necesito
expresar, lo que me bulle y quema, bien porque es mi verdad o porque la viven otros. Y esa urgencia por hablar, por ayudar, por
educar o por respetar son lo mismo que la necesidad de escucha, de socorro, de
aprendizaje o de consideración.
¡Ojalá! >>
¡Hasta pronto, mis Gatunos!
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