La Rosa

Por si aún tienes dudas.  Yo hace mucho que ya lo sé. Ahora ya sabes dónde está esta Rosa.

Me has hecho llorar

Hace varios días alguien me hizo llorar de repente.  Sólo un momento. Mas lo justo para darme cuenta de que me importa aún lo que haga.
Esta persona no lo hizo a posta.  Tal vez no esperaba que vinieran varios a contarme qué, cuándo, cómo, dónde y con quién.  O sí, bueno, era de esperar que me enterara, ¿no?.

Pero ... bien, aquí sigo.  Espero que todo pase, y pase pronto.  Sin enfados, sin mala cara ni malas palabras.  Que no falte la sonrisa.
¡Total, en esta vida todo se acaba ... y se paga!

Y a vosotros, ¿cuánto hace que no os hacen llorar?

En la boca del lobo

Hay bocas gigantes que dan miedo, abiertas las fauces en un hambre insaciable.
Y hay otras pequeñitas que son temibles, viperinas sus lenguas y su pensamiento.
Y entre una y otra me encuentro, atribulada de futuro incierto y pasado temboloroso.

En España, la boca del lobo es un lugar oscuro y tenebroso (llena de dientes, rabia y babas). Y por eso, se increpa con ella al miedo.
Pero en Italia, es un lugar seguro y celoso (plena del cariño en el que la loba traslada a sus cachorros). Y por eso se increpa con ella a la suerte.

Yo hoy lunes necesito suerte porque voy a entrar en la boca del lobo.  Así que, prefiero el sortilegio italiano al temor español.

Buena suerte, mis Violetines.
Que la semana sea estupenda.

No vuelvas

Hoy amanecí contenta ... Bueno, yo amanezco siempre así ... hummm, vale, lo mismo eso no es una noticia.
Pero amanecí también con ganas de más, siempre hambrienta (¡qué mal llevo esto de la dieta!).
Luego, claro está, me dieron una noticia que, en principio, podría haber sido maravillosa.  Pero no, se quedó en mero desengaño.
Y claro, con un día así, entre la contentura habitual, el hambre cotidiana, y el desengaño nuestro de cada día ... una ya no sabe ni qué escribir, ni qué comer ni qué pensar.

Nos vemos en breve, mis Violetines.

Ejercicios espirituales

Yo nunca ando perdida.
Pero si me conoces sabrás que, muy de vez en cuando, me despisto un poco.
Esta Semana Santa ha sido todo un ejercicio de ubicación espiritual:  le he dado a todo el lugar que le corresponde.  Orden y claridad son bases de una buena vida.

Y que me echen lo que quieran a la espalda, que siempre al frente llevo la mirada.

¡Feliz Pascua, mis Violetines!

Estrellas fugaces

Se nos va alguien cada día.  A veces se nos va de golpe, a veces poco a poco.
Hay días que nos dan la mala noticia, y hay otros que perdemos el tiempo sin estar con esa persona que amamos: tu pareja, tu hijo, tu madre, tu amiga, tu vecina, tu compañero.

Todos morimos un día, y nos perdemos de los demás.  A veces de golpe, a veces por goteo.
No te diré que les digas a los demás cuánto los amas por si ya no están mañana.  Eso no sirve de nada.  Ama, demuestra, vive con ellos, que no haya duda nunca ... por si eres tú quien se ha ido esta noche.

Feliz lunes de Pascua, mis Valentines.

Golondrina

No siempre echamos de menos a alguien que ya se ha ido.  Pero siempre añoraremos los momentos felices que compartimos.
¿Por qué? Porque nadie podrá hacernos vivir esos instantes otra vez.  Porque vendrán otros muchos, pero nada ocurre dos veces del mismo modo.

Porque es mejor amar y no ser amado nunca, que no amar jamás por mucho que nos amen.  Por eso te recomiendo darlo siempre todo, sin esperar nada a cambio, y así llevarte siempre sólo lo mejor.
¿Que te mintieron al final?  Bueno, ¿y qué? Sólo se engañan ellos.  Tú ya te llevaste esos momentos de dicha.  Atesóralos, que sólo un alma libre de pecado podrá disfrutarlos.
Regocíjate, que hay quien no ha tenido la dicha aún de amar así, de frente y sin miedo, como sólo se entregan los valientes.

Feliz lunes de Pascua, mis Violetines.

Cuando te elegí

Hoy estoy cansada, y no me quedan ganas de más que esas 11 palabras en grana

Mis Violetines, un abrazo (que siempre alivia las heridas del alma)

Diez letras

Amaneció y anocheció, como todos los días.  Sé que tú entiendes lo que quiero decir.
No sé quién eres, de dónde vienes, ni dónde estás.  Pero nunca dudo de hacia dónde vas.



Puedo desearos buenas jornadas, pero es mejor prepararse para el viaje.
Que elijáis bien vuestros caminos, mis Violetines.

Siempre amanece

Detrás de las noches más tenebrosas, siempre amanece de nuevo.

Pero (por si no vuelvo a ver la luz de tus ojos al final del camino) que sepas que te quiero (seas quien seas, vengas de donde vengas, estés donde estés).

¡Qué tengáis lindos amaneceres, mis Violetines!