Amaneció y anocheció, como todos los días. Sé que tú entiendes lo que quiero decir.
No sé quién eres, de dónde vienes, ni dónde estás. Pero nunca dudo de hacia dónde vas.
Puedo desearos buenas jornadas, pero es mejor prepararse para el viaje.
Que elijáis bien vuestros caminos, mis Violetines.
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