Hoy los cristianos celebramos el día del “Espíritu de la Navidad”. No estoy muy segura de lo que eso significa a
nivel litúrgico, pero sí de lo que
simboliza para mí. Si bien, todo símbolo es huero si no le
aportamos significado con nuestros actos.
Este año ha sido muy extraño para mí (y mira que eso es una rareza, con lo “especial”
que yo soy). Pero sí, ha habido un poco de todo, incluso demasiado, a
veces.
Mi amigo Ricardo Latouche, me habla en el video de hoy del
sentido exacto que un cristiano debe darle a la Navidad. No queremos ver que “Celebrar que os ha nacido un Salvador”,
es desear amor a todos, sean quienes sean, incluso si nos hicieron daño.
Este año he perdonado mucho, incluso mis equivocaciones. Y por eso me quiero y te quiero y le quiero. Y por eso, a pesar de todo, yo amo.
En esta Nochebuena, no voy a enfadarme por nada. Es más, a partir de hoy nada va a hacerme
enojar tanto como para pelear con nadie.
Ayer discutí algo con un compañero. Reconozco que lleva parte de razón, aunque
siguen sin gustarme sus modos. Comparto
la culpa con él. Y esta mañana nos dimos
la mano y empezamos de nuevo. Mañana
le desearé que pase una Feliz Navidad con su familia.
Hace unos meses un patán hirió mi orgullo. Y, para colmo,
se hace el ofendido (¡toma castaña!). Al poco le hice
saber que estaba perdonado, que me preocupaba por él, y que podía tratarle con
normalidad, casi como si no hubiera pasado nada. El verle alicaído me dolía
en parte. Esta semana me estoy tragando
mi orgullo con tal de saludarle cuando tengo que cruzarme en su
camino.
Mañana no cambiaré la ruta. Mañana voy a desearle Feliz Navidad a mi
manera, cuando salga del trabajo, sobre la hora de siempre, en la capillita del barrio … ¡Y que sea lo que
Dios quiera!
Y desde ya no me van a importar tanto las protestas, las
impertinencias, las malas caras, las manos cerradas, … Todo cambia desde ahora,
todo a mejor, todo a la buenas. Habrá
recaídas, pero el propósito de salvación que nos propone la Navidad tiene que
continuar cada día.
Y … bueno, creo que con estos y otros gestos de ese estilo, esta
cristiana está cogiendo su cruz con alegría, haciendo que el espíritu de la Navidad
aparezca … y se quede para siempre en mi vida.
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