sábado, 23 de diciembre de 2017

Un deseo de Navidad

Mis gatunos, ¡que ya mañana es Nochebuena!

¿Cómo sobrevivimos a estas fiestas?
Algunos de mis gatunos no quieren vivir estas fechas.  
A mí me encantan estos días.  Y no sólo porque no tengo clases de italiano (y cambiaré mi ruta y no pasaré por el barrio de enfrente en mucho tiempo). Me gustan porque son días de compartir más tiempo con familia, con amigos, con amores.

Entre esas personas a las que entristece la Navidad se incluye mi madre.
Otros de mis lectores son ateos confesos.  Y alguno hay, incluso, que dice que profesa otra religión.
No importa.  Celebra conmigo la fiesta del amor universal que nos nace a cada uno, del amor que salva, del amor que perdona, del amor que vivifica, del amor que nos hace uno y a un vez nos multiplica.

Yo soy cristiana practicante (en la medida de lo posible), y no dejo de pensar en que siempre hay que celebrar la Navidad:  porque estoy viva;  porque estoy con los que quiero;  porque tengo quien me regale y porque tengo para regalar;  porque en mi mesa hay comida, porque estoy bajo el techo de mi padre y mi madre;  porque tengo a mi madre y mi padre;  porque tengo a mi hermano;  su mujer y sus hijas;  porque mis amigos están cerca;  porque tengo buenos vecinos;  porque el teléfono de mi casa no para, y el mío tampoco;  porque … porque me da la gana (y hay religiones, países o casas donde eso no puede hacerse).

Ayer fue un día de milagros, y hoy lo está siendo de milagros que ya ni esperaba.  Cuando la confianza se ha roto, tal vez no sea posible reconciliarse con las personas.  Pero a todas las que me defraudaron este año les deseé felicidad en el día de ayer, y pudimos intercambiar unas palabras cordiales.  Y hoy me dieron una sorpresa que esperé por años. Estoy contenta, porque puede que yo también les defraudara a ellos, y también les cuesta tratar conmigo (y todos lo están haciendo después de yo poner la primera piedra).  Quizá nada vuelva a ser como antes, pero podemos empezar (“casi”) de cero.  Total, el milagro de la Navidad está para algo.



Doy gracias por esta época que me permite exceso de arrebatos de cariño (más aún de los que ya tengo).  Doy gracias porque tú estás conmigo.  Doy gracias y deseo que te nazca un Salvador para que seas feliz.

Feliz Navidad, mis Gatunos.
Gracias por ser parte de mi Navidad.

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