Hoy se nos acaba el año, mis Gatunos.
¿Cómo lo vivimos? ¿Con alegría o en pena? ¿en paz o con
ansia?
Para mí fue un año totalmente distinto a cualquier idea preconcebida.
En el camino del tiempo perdí a varios seres queridos, y
recibí noticias fatídicas sobre la salud de otros.
Pero también algunos se curaron Y hasta mi salud mejoró mucho este año.
Decía en otra publicación que este ha sido para mí el “año
del capullo”: mi transformación personal
ha sido intensa.
- Perdí 12 kilos;
- encontré un trabajo que me gusta (aunque todo en este mundo es fugaz, ya lo sabemos);
- viajé el doble que otros años;
- cociné nuevas recetas, y hasta las probé;
- hice tela de gimnasia, de muchas maneras;
- aprendí un baile nuevo;
- y también un nuevo idioma;
- conocí a gente maravillosa,
- y otras no tan maravillosas me enseñaron grandes lecciones;
- y además fui una gran maestra para alguien a quien sólo vi una vez en persona;
- mejoré (que no cambié) mi estilo, manteniendo las bases, por supuesto;
- encontré mi punto débil (y no, no era el pan);
- y mi punto débil (con un nombre y un apellido), me descubrió mi punto fuerte: que soy aún más fuerte de lo que ya suponía;
- escribí más que nunca y hasta volví a recitar en público;
- no he derramado ni una lágrima por un ser que siga vivo;
- he hecho exactamente lo que me ha dado la gana (respetando a los demás, claro);
- y, como siempre, me ha importado un pimiento lo que opinen los otros sobre mi forma de ser;
- me reencontré con JuanMa (mi mejor amigo de la universidad; siempre atento, galante y un caballero de los que ya no quedan), y también con Joaquín (mi jardinero-ingeniero-fotógrafo-catedrático-funcionario-trianero favorito);
- perdoné traiciones como la de Alejandro (antes tenía que haberlo hecho), Isa (mira que eres terca), Raquel (sí, siempre lo supe) y Rachid (no, no lo supe hasta ese día);
- y también disculpé a Lore, que me culpó de que su capricho se encapriche con cualquiera (debí haberlo sabido esa mañana del 2 de mayo, cuando te vi a pocos metros de “la oficina”).
- Y he ignorado más cosas; y más que me habrán disculpado, seguro.
- Pero me quedé con buen sabor de boca, al fin y al cabo.
He podido con todo y aquí sigo, con ganas de empezar un año
más con otros retos.
* Para empezar, no está mal. Lo mismo se me olvida alguno, pero para eso están las adendas.
El 2018 lo empiezo de cero (tabula rasa, que decían los romanos). Y el que quiera estar que entre; y el que no que salga, que en la puerta está estorbando.
Dicho esto, os deseo lo mejor, y que, venga lo que venga, os quedéis con lo bueno.
Feliz 2018, mis Gatunos.
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