Nota: te recomiendo que leas antes la publicación anterior (Periplos de una hernia) para saber de qué va ésta.
En eso estamos, en la semana pasada en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla.
Nadie sabía a ciencia cierta cuántos días estaríamos cada uno (a mí me dijeron que 4, a otros que 2 meses, a otro que 3 días, a otro que tenían que darle corrientes, a otro que infrarojos, …).
Empezamos la terapia grupal el lunes, seguimos el martes, pero el miércoles no aparece el rehabilitador. Cuando llevaba 20 minutos de retraso (son ya las 10’50 h), decido preguntar por él en ventanilla y me remiten a la supervisora de rehabilitación.
Visto esto, mis compañeros y yo queremos poner una reclamación y vamos a comentárselo a la supervisora. La supervisora, al ver allí a 10 personas, se asusta y nos atiende amablemente.
Le explicamos la situación, así que mira el cuadrante y telefonea enfadada al fisioterapeuta Mario. Mario no ha venido ese día, ella le arma la de San Quintín por teléfono y vocifera recordándole que está su nombre en el cuadrante y que no es la primera vez que le pasa (al tal Mario).
Los afectados le avisamos a la supervisora que queremos poner una reclamación. Ella inmediatamente nos intenta disuadir y comenta que buscará otra persona para que nos imparta la sesión de rehabilitación. Los compañeros le decimos que no, que son ya las 11’05 h, y a las 11’30 h empieza el siguiente grupo. Y es que si tenemos que entrar, colocar las colchonetas y las sábanas (somos el primer grupo de la mañana) y hacer los 40 minutos de ejercicios mínimos y luego de recomponernos las vértebras hay recoger las sábanas, entorpecemos al grupo siguiente (amén de que algunos compañeros tienen que coger el autobús de vuelta al pueblo).
Acudimos juntos a Gestión de Usuarios del hospital, le explicamos la situación y ponemos una reclamación conjunta (con mis datos como demandante principal) contra Mario, además de la falta de información y educación de la fisioterapeuta que nos atendió el martes.
Ya estáis en antecedentes.
Ayer, cuando llego a casa después de rehabilitación, me encuentro en el buzón con la contestación a la reclamación que pusimos el miércoles pasado.
La respuesta viene de parte de la propia supervisora, y ella alega que:
1) Mario estaba tratando a un paciente hospitalizado, y por eso no pudo atendernos.
[Eso es MENTIRA, porque el miércoles nos dijo que estaba en su casa, y la bronca que le armó no es para alguien que está atendiendo a otro paciente. Además, estos mismos rehabilitadores nos han confirmado que sólo trabajan por la tarde, y un día a la semana tienen la terapia de mañana con nosotros]
2) Se ofreció ella misma a impartirnos la sesión.
[Eso es MENTIRA, porque no es lo que nos dijo. Además, porque ella ya no tiene edad para impartir nada, explicarnos ejercicios o tumbarse en la colchoneta para que lo veamos bien]
3) En 15-20 minutos se hacen todos los ejercicios de rehabilitación perfectamente.
[Eso es MENTIRA, por razones obvias para todos los que sabemos sumar 2 y 2, porque son 10 ejercicios, sin contar explicaciones, cambios de postura, pon y quita colchoneta y sábana, etcétera]
4) Los compañeros no queríamos ya hacer la rehabilitación porque teníamos prisa.
[Eso es MENTIRA. Nuestra única prisa era por no retrasar al siguiente grupo y que a los que vienen de un pueblo les diera tiempo a firmar la reclamación conjunta antes de coger el autobús de vuelta]
¿Y sabéis qué más? Que hemos descubierto que fue ella misma la que cambió el cuadrante a los fisioterapeutas sin avisárselo ... ¡Qué toda la culpa fue suya, vamos!
Visto esto, hoy nos fuimos a llamar MENTIROSA a la supervisora de rehabilitación. Pero no había nadie en su despacho, a pesar de que estaba abierto de par en par, todo encendido y el ordenador funcionando … ¡casualidades de la vida!
¿Qué os parece?
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