Después de muchos meses ocupada en mi salud y otros quehaceres, quiero volver a retomar otra de mis pasiones: escribir, escribir, escribir.
El 1 de febrero me dio uno de esas lumbalgias repentinas mu’ malas, mu’ malas. Era un poco más abajo de lo normal y tocando mucho las caderas.
Cuando pasadas un par de semanas, dejé ya de llorar a cada mínimo movimiento, me di cuenta que el dolor estaba durando más de lo normal y era más intenso de lo que debía.
Para resumir os diré que me planté en abril, por fin me hicieron una resonancia en mayo. Para entonces, descubrieron que una hernia vertebral a la altura de las caderas había changado mis lumbares para siempre.
No sé qué será de mí cuando esa hernia incipiente coja confianza, pero ahora mismo me martiriza las caderas con ganas, cambiando mi rutina diaria.
Muy bien. Puestos en antecedentes, os comento que en junio tenía por fin cita para el médico rehabilitador … sólo que se equivocaron y me mandaron a rehabilitación infantil. Por muy joven que aparente ser, he cumplido ya los 44 añitos. Como sugirió hirientemente la doctora, lo mismo yo no cabía en la camilla para niños.
A primeros de Julio, me ve por fin el médico rehabilitador general (para no infantes, vamos), y me remite a rehabilitación en 2-3 semanas.
La rehabilitación empieza el 5 de septiembre … desde el 1 de febrero, yo creo que he sido paciente.
¿Te ha ocurrido algo parecido?
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