Hola, mis Valentines. ¿Cómo estamos hoy?
Hoy tenía ganas de hablaros de una discusión por escrito que tuve hace unos días.
Soy seguidora del canal de Youtube Pretty and Olé porque algunos de sus videos me parecen interesantes.
En uno de los videos (Porqué no soy Vegetariana), como no, se comenzó la típica dialéctica entre la bondad o no de las dietas vegetarianas y veganas.
No recuerdo quién, pero una persona vegetariana comentaba que no le gustaba que la llamaran vegetariana. A lo que alegué que indicar que un vegetariano es vegetariano no es una etiqueta, sino una definición-aclaración.
Por ejemplo: yo estoy gorda (porque me sobran algunos kilos, según la definición del diccionario).
Si alguien comenta que estoy gorda en el transcurso de una conversación, no me está etiquetando de gorda y no puedo ofenderme (otra cosa es el poco tacto con que lo comente, vale, o que sea repetitivo).
Sería distinto si esa persona me llamara "tú, gorda" (en vez de por mi nombre), o se refiriera a mí como "la gorda". En este caso, yo me acordaría mentalmente de su madre (porque yo no digo palabrotas) y le mandaría personalmente con esa madre para que le enseñe educación básica.
Si yo no quisiera que alguien dijera que estoy gorda, bastaría con perder los kilos que me sobran. Pero no tengo un trauma por esos kilos, y por tanto no me ofende serlo. Sólo me molestaría cuando se dice con intención denigrante. Eso sí, no ofende quien quiere, sino quien puede.
Del mismo modo, si alguien que no come carne, no quiere que le llamen vegetariano, debería ampliar sus hábitos alimenticios en dirección a la carne. ¿Por qué? Porque los vegetarianos son los que no comen carne (lo dice el diccionario). ¡Fácil!
Si no quiere que la distingan como vegetariana, tal vez no sea algo de lo que quiera presumir en cada situación de su vida.
Comprendo que se ofenda si alguien se burlara de esa persona por ser vegetariana. Ahí, le doy toda la razón. Pero no puede uno ofenderse porque le llamen lo que dice el diccionario que es.
Luego hubo otras discusiones que ya son para otro día. Pero, desde luego, aprendí mucho de ellas.
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