Hoy hace una eternidad que me faltas.
Apenas te conocí en el tiempo que Dios te me concedió. Pero aún hoy sigo siendo tuya.
Cuando todo se me viene encima, pienso en ti y llega la calma.
Cuando tengo dudas, adivino tu respuesta y todo se aclara.
Hoy tengo miedo pero sé que saldré de ésta, porque en mi sangre te llevo, y eres mi ángel de la guarda.
Mis violetines, ¿a quién echáis tanto de menos, de tanto que es parte vuestra?
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